¿Cómo se contabiliza el consumo de una calefacción central?

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¿Cómo se contabiliza el consumo de una calefacción central?

Como sabes, el sistema de calefacción central instalado en comunidades de vecinos generaba muchos problemas entre estos a la hora de pagar ese gasto porque se calculaba proporcionalmente a los metros de cada vivienda con independencia del consumo real. Es decir, podía darse el caso de que un piso que hubiera estado sin ocupar pagase más que uno habitado. Para evitar estos problemas, existen sistemas para contabilizar los consumos de manera individual.

¿Qué es un sistema de calefacción central?

La calefacción central es un sistema de calefacción que se utiliza para calentar un edificio o una vivienda de manera uniforme y eficiente mediante la distribución de calor desde una fuente central a través de conductos, radiadores o suelos radiantes. Este sistema es común en muchas regiones del mundo y ofrece varias ventajas en comparación con los sistemas de calefacción independientes, como estufas individuales.

Aquí hay algunos componentes clave de un sistema de calefacción central:

  1. Fuente de calor: La fuente de calor en un sistema de calefacción central puede ser una caldera, una bomba de calor u otra fuente de energía. Esta fuente genera calor que se distribuye a través del sistema.
  2. Conductos o tuberías: Los conductos o tuberías transportan el calor desde la fuente de calor a las diferentes áreas o habitaciones de la vivienda. En algunos sistemas, el calor se transporta mediante agua caliente o vapor, mientras que en otros se utiliza aire caliente.
  3. Radiadores o difusores: En las habitaciones, el calor se libera a través de radiadores (en sistemas de agua caliente) o difusores (en sistemas de aire caliente). Los radiadores son dispositivos metálicos que se calientan y emiten calor en la habitación. Los difusores permiten la distribución del aire caliente.
  4. Termostato: Un termostato controla la temperatura del sistema y puede programarse para mantener una temperatura específica en el interior de la vivienda. Cuando la temperatura desciende por debajo del valor establecido, el termostato activa la fuente de calor.

Ventajas de la calefacción central:

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  1. Distribución uniforme del calor: La calefacción central proporciona una distribución uniforme del calor en todo el edificio, lo que evita zonas frías y calientes.
  2. Mayor eficiencia energética: Los sistemas de calefacción central suelen ser más eficientes en términos de consumo de energía en comparación con las estufas independientes.
  3. Control de temperatura: Los termostatos permiten un control preciso de la temperatura y la posibilidad de programar horarios de calefacción.
  4. Estética: Al eliminar la necesidad de estufas o radiadores independientes, la calefacción central puede ser más estéticamente agradable.

Sin embargo, la instalación de un sistema de calefacción central puede ser costosa y requiere un mantenimiento adecuado. Además, puede no ser adecuado para todos los tipos de viviendas. La elección del sistema de calefacción dependerá de las necesidades específicas de cada situación y de las preferencias del propietario.

En primer lugar, debe haber instalado un contador individual de energía a la entrada del piso o repartidores de costes en cada punto emisor de la vivienda. Con este sistema, se potencia el ahorro de energía al saber lo que se consume. Pero también se llega a un reparto más justo de costes de calefacción central debido a que se registra el consumo de cada propietario. Sin embargo, ten en cuenta que no basta con ese método, pues el gasto total de un radiador de este tipo es la suma de dos conceptos.

​Gastos fijos y gastos variables por climatización y calor

Efectivamente, como ya sabrás por tu trabajo, el gasto que podríamos denominar de explotación por el radiador central es el resultado de sumar unos gastos fijos y otros variables. Estos últimos serían los propios del consumo en la vivienda. Pero, para poder utilizar ese radiador, primero hay que cubrir unos costes que son, justamente, los que garantizan que pueda usarse, con independencia de que se haga o no.

Por tanto, esos gastos fijos se reparten proporcionalmente entre todos los vecinos. Por ejemplo, es un gasto de ese tipo el coste de mantenimiento del sistema de calefacción para que esté en buen estado y responda bien si desea utilizarse. Y también lo son otros de tipo administrativo como la parte proporcional correspondiente al salario del portero o del administrador, si los hubiese. Incluso el coste de la electricidad, en caso de que se utilice ese sistema de climatización y calor, se consideraría un gasto fijo al 90 o 95%, ya que es, en gran medida, independiente del consumo.

Para calcular esos gastos que podríamos llamar mínimos, se atiende, normalmente, a dos criterios: la potencia instalada en cada vivienda y los metros cuadrados de la misma (lo que se conoce, técnicamente, como cuota de participación). En función de ambos (o de uno solo) se imputa a cada propietario la cuota correspondiente.

Una vez determinados esos gastos fijos, hay que conocer los variables, vinculados al consumo individual de radiador. Para saberlos, como te decíamos, debe haber un contador individual en la vivienda o bien repartidores de costes ubicados en cada punto emisor de calor de la misma. De esta forma, se sabe con exactitud cuál ha sido el consumo y la cantidad exacta de dinero que debe pagarse por ello.

En conclusión y a modo de resumen, te diremos que el gasto en calefacción central de las comunidades de vecinos se distribuía, hasta ahora, de una forma injusta. El motivo es que se hacía en función de los metros cuadrados de cada vivienda y no del consumo real. De esta forma, podía darse el caso de que un propietario que apenas la usaba pagase más que otro menos prudente. Sin embargo, gracias a avances técnicos como los repartidores de costes, ya se puede contabilizar de modo más adecuado. Y ello sin dejar de diferenciar los lógicos gastos fijos (mantenimiento de los aparatos, personal, etc.) y los variables (derivados del propio consumo).

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