05 Jul España necesitará 10.000MW nuevos procedentes de centrales de gas natural
La demanda de gas natural para abastecer a centrales eléctricas de ciclo combinado aumentó un 45 por ciento en el último trimestre del año 2016 y un 16,5 por ciento a lo largo del primer trimestre de 2016. Estos datos devuelven cierta alegría a un sector, el de la producción eléctrica de ciclo combinado, que llevaba tiempo registrando malos registros por culpa de la caída de la demanda. De hecho, esta se había retraído tanto que este tipo de centrales eléctricas estaban trabajando a menos del 10 por ciento de su capacidad instalada.
Tanto se había detenido su producción, que los propietarios, las compañías energéticas, habían pedido ya al Gobierno que les permita revisar su aportación al suministro y cerrar o paralizar aquellas plantas que no sean realmente necesarias.
Sin embargo, los datos de demanda parecen recuperarse por los cambios en la coyuntura energética nacional e internacional. Dentro de las fronteras españolas, la falta de lluvias y el buen tiempo constante están haciendo que las centrales hidráulicas y eólicas aporten menos energía a la red. Al mismo tiempo, desde Francia, donde hay varias centrales nucleares paradas por cuestiones técnicas, llega menos electricidad. Con esta circunstancia, es normal que aumente la participación de las centrales de ciclo combinado, que utilizan el gas natural como combustible principal.
Toda vez que las energías renovables cobrarán protagonismo en el consumo en los próximos años para cumplir con los requisitos de reducción de emisiones, es necesario tener un respaldo para estas fuentes en periodos en los que, como el actual, eólica e hidráulica fallen en su aportación. O, simplemente, para cuando estas modalidades no sean capaces de asistir a una demanda de energía que se considera creciente. Y ahí es donde el futuro del ciclo combinado se vuelve más halagüeño.
Un informe de la consultora Deloitte analiza cómo sería la evolución del parque energético español de aquí a 2050 con la entrada necesaria de más energía renovable en el combo del consumo. Este trabajo considera que, para dar un respaldo adecuado a las fuentes renovables, harían falta al menos 10.000 megavatios de capacidad adicional en el sector del ciclo combinado. Esta nueva capacidad instalada debería estar operativa en 2030 para contar con las necesarias garantías en el abastecimiento.
El problema estriba en que ese aumento de su capacidad exige inversiones a la industria, que podría encontrarse con que, de nuevo, no haga falta que esas centrales trabajen más que de forma puntual. Esto supondría, seguramente, incrementos en los costes de la electricidad para poder sostener esas instalaciones paradas a la espera de su momento.
Centrales más limpias
Las centrales de ciclo combinado se consideran de las más limpias de cuantas utilizan combustibles de origen fósil. Frente a las térmicas, que queman carbón o derivados del petróleo, estas plantas de producción obtienen rendimientos cercanos al 60 por ciento y emiten muchos menos gases contaminantes. Por este motivo, son la alternativa más eficaz a las energías renovables.
Una central de ciclo combinado es un dispositivo que, como combustible primario, quema gas. En lugar de emplearlo directamente para producir vapor y mover una turbina (procedimiento clásico en una termoeléctrica), lo que hace es pasar los gases de la combustión por una turbina de gas que mueve un alternador y produce electricidad. Con el calor residual sí que se calienta agua para generar vapor y mover otro alternador que, de nuevo, genera electricidad. Es decir, se aprovecha mucho mejor la energía disponible en el combustible y se desperdicia mucho menos potencial energético.
Normalmente, este tipo de centrales utilizan gas natural. Sin embargo, también podrían utilizar carbón o materiales como la biomasa, que es una fuente de energía renovable.
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