07 Jun La construcción reivindica la formación para profesionalizar el sector

El sector de la construcción ya no demanda trabajadores sin especialización de forma masiva. Está en un proceso de transformación y renovación de los procesos y las estrategias de trabajo hacia nuevas formas profesionales.

UNA NUEVA GESTIÓN

El empleado sin estudios ni experiencia contratado para trabajos básicos murió cuando estalló la burbuja inmobiliaria. Así lo entienden tanto la patronal como los sindicatos del ámbito de la construcción, que demandan la profesionalización del trabajador del sector mediante una formación intensiva.

En primer lugar, los sindicatos demandan mejores salarios, mayor seguridad en las obras (con el objetivo de la «siniestralidad cero»), mejores relaciones laborales (volviendo a la concertación empresa-sindicato) y nuevos modelos de gestión. Los representantes de los trabajadores entienden que el modelo de negocio debe dar un giro, pasando de la construcción a la rehabilitación de edificios. Solo en Cataluña hay 2 millones de viviendas con más de 37 años, lo que es, sin duda, un nicho de mercado que requerirá profesionales con conocimientos expertos en esas nuevas dinámicas.

LA FORMACIÓN PROFESIONAL EN LA CONSTRUCCIÓN

¿Y cómo llevar a cabo este reciclaje del empleado tipo de la construcción, que, una vez pasada la crisis, es, sin duda, el verdadero profesional e interesado en el sector, tras la salida de cientos de miles de subempleados hacia otros sectores?

Esta formación se enmarca en torno al pilar de la prevención de riesgos laborales, bajo las siguientes claves:

– Prevenir accidentes: un empresario de la construcción debe ser consciente de que a mayor formación de sus empleados, menos riesgos de sufrir accidentes. Por mucha inversión económica que suponga formar a sus empleados, siempre será menor que el riesgo de que uno de ellos tenga un accidente, especialmente, si es muy grave o mortal.

Pero no solo se trata de salvar vidas, sino de que el beneficio sea también económico. En primer lugar, el coste de las reclamaciones civiles o penales derivadas de un accidente laboral es muy alto, así como los problemas con la Seguridad Social.

Además, el rendimiento de la plantilla es mejor cuando se dispone de los conocimientos necesarios para evitar los accidentes. Un empleado de baja es un empleado que cobra un sueldo sin aportar trabajo a la empresa, lo que obliga a la contratación de alguien que le sustituya y eleva los costes laborales para la empresa. Y el personal bien formado entiende que la empresa se preocupa por sus aptitudes y su mejora laboral, lo que genera mayor ambiente de trabajo y eleva la productividad.

– Flexibilidad y sentido común: en el entorno cambiante en el que se encuentra el sector de la construcción, la flexibilidad en la formación es esencial para disponer de trabajadores formados. El trasvase de la dinámica principal hacia la rehabilitación obliga a que las empresas formen, en este sentido, a sus empleados, que deben evolucionar desde el modo de trabajo, por así, decirlo, del «cemento y ladrillo»; al de la utilización de maquinaria pesada, evaluación de riesgos en fachadas, preparación para el trabajo en estructuras movibles, etc.

– Además, las nuevas tecnologías están evolucionando a ritmos insospechados, lo que obliga a un reciclaje continuo no solo de los trabajadores más básicos, sino también de las escalas medias, los mandos, los gerentes e, incluso, los arquitectos e ingenieros.

Existen novedades tecnológicas de un calado espectacular que obligan a las empresas a que sus trabajadores aprendan su uso y funcionamiento. Por poner un par de ejemplos:

a) La impresión 3D, que permite la creación desde cero de muros, ladrillos y materiales aislantes.

b) El Big Data, que interrelaciona los distintos procesos productivos, ahorra costes y obliga a la contratación de personal experto.

La evolución del sector hará que las firmas con empleados formados y adaptados a los marcos cambiantes triunfen sobre aquellos gigantes que sigan utilizando personal poco especializado.
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