Los diferentes gobiernos europeos y el Parlamento Europeo alcanzaron un acuerdo en el que extienden algunas de las medidas del Horizonte 2020 para el 2030 con un claro objetivo (y vinculante): que el peso del consumo eléctrico de las renovables sea del 32 %, pese a que la Eurocámara quería elevar este porcentaje ya el 35 %. No obstante, en el año 2023 Europa revisará, probablemente al alza, estos objetivos. Entre estos objetivos, cómo no, la energía fotovoltaica es la gran protagonista para lograr una Europa más independiente de materias primas y energías contaminantes.
¿Qué destaca el plan europeo en la fotovoltaica para el año 2030? A continuación, se destacan las medidas más importantes para la producción de esta energía.
Energía fotovoltaica en Europa para el 2030: las inversiones necesarias
Según las primeras previsiones que maneja la UE, en el plan con horizonte 2030 se invertirán hasta 38.000 millones de euros dentro del continente. Estas inversiones, en parte, se verán recompensadas por el ahorro de combustibles fósiles. Unas inversiones que se ven como oportunidad de negocio en paneles fotovoltaicos, puesto que se centrarán casi en exclusiva en viviendas y sector terciario, la energía (solar) más recomendada en estos casos.
Los países que cuenten con un nivel de renta menor deberán realizar un esfuerzo mayor si se compara con su PIB, pero las previsiones iniciales abordan que el reparto de inversiones se realicen con criterios de solidaridad y equidad.
Se elimina el famoso impuesto el sol, que grababa hasta la compra de cable solar
En el texto del plan se recoge una medida altamente aplaudida por los sectores ecologistas y por la Fundación Renovables, puesto que se incluye la eliminación de peajes de acceso (fijo y transitorio), el famoso ‘impuesto al sol’ que en España se aplica al autoconsumo para mayores de 10 kW, aunque abre la puerta a que se vuelva a establecer desde el 2026. No obstante, hasta la revisión del plan en 2023 no se conocerá si este impuesto vuelve para consumos mayores, en este caso, al 25 kW.
Estas nuevas Directrices han provocado que España elimine por completo este impuesto, en consonancia a la nueva Directiva que se comenta en este artículo.
La energía fotovoltaica se abre paso hacia la economía circular
Las políticas europeas que recoge el informe hace que la energía fotovoltaica se abra paso hacia la economía circular, pero de una forma más ampliada, poniendo en valor los productos, materiales o recursos y que estos se mantengan en la economía durante más tiempo, reduciendo al máximo, también, la generación de residuos. Así, se logra una economía sostenible, competitiva y eficiente.
Es el sector solar el que puede constituir el modelo perfecto para este objetivo, puesto que este tipo de energía genera casi el 4 % de la demanda eléctrica en Europa. Se espera, por otro lado, que siga aumentándose esta cuota apoyada por los objetivos mencionados, pero también de cara a 2020 y el impulso por las recientes licitaciones solares. Entre 2018 y 2019 se espera duplicar el crecimiento de la energía fotovoltaica, apoyado este crecimiento por los objetivos marcados por la UE.
Se debe tener en cuenta que, a medida de que el mercado de la energía de este tipo aumenta, lo hace el volumen de productos desechados, estimando la Agencia Internacional de Energía Renovable de 1,7 a 8 millones de toneladas de residuos de paneles para el año 2030 y de casi 80 toneladas para 20 años después, el 2050.
Las nuevas directivas europeas con un claro objetivo, el 2030, auparán más si cabe a la energía fotovoltaica como la principal fuente de energía limpia y eficiente en Europa.